La Revolución francesa fue un conflicto social y político, con diversos periodos de violencia, que convulsionó Francia y, por extensión de sus implicaciones, a otras naciones de Europa que enfrentaban a partidarios y opositores del sistema conocido como el Antiguo Régimen.
El comercio exterior y la riqueza agrícola del Archipiélago -los vinos de malvasía se convierten en los más famosos y apreciados del mundo-, además de su situación estratégica, convocan una afluencia variopinta y cosmopolita compuesta por españoles, portugueses, ingleses y gentes de los Países Bajos que dan origen a la población actual de las islas.
Luego de más de 2 años de trabajo para poder redactar una constitución moderada, para una monarquía liberal, el rey aceptó la constitución y juró solemnemente acatarla y cumplirla en todos sus detalles. Finalmente, el 30 de setiembre de 1791, los constituyentes declararon terminada su misión, iniciándose el nuevo régimen.
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