Los vikingos o normandos, pueblos provenientes de Escandinavia, fueron los primeros en invadir el Imperio carolingio. Cuando comenzó el desplazamiento invasor de los vikingos, Carlomagno ordenó defender las costas construyendo torres vigías. A su muerte, la situación empeoró, puesto que los vikingos establecieron campamentos permanentes y más tarde formaron el Ducado de Normandía al norte de Francia.
Los húngaros eran un pueblo de jinetes nómadas emparentado con los Hunos. Atacaron violentamente las fronteras del Este del Imperio Germánico, luego de haberse establecido en Panonia en el 896, siendo guiados por el Gran Príncipe Árpad. En 915 robaron y quemaron varias ciudades del Imperio germánico como Fulda y Bremen. Llevarían a cabo aventuramientos en la Península Ibérica, la Itálica y en el Oeste de Francia.
Los sarracenos eran piratas musulmanes que desde la península ibérica y el norte de África, atacaron las Costas de Francia e Italia. Sus expediciones llegaron hasta Roma. Aunque su principal objetivo era obtener botín, se instalaron en Sicilia.
Los Esclavos se expandieron desde la región comprendida entre los ríos Elba y Dniéper y ocuparon parcialmente, todo el Este de Europa. Una rama de los Eslavos atravesó el territorio de la actual Rusia. Allí se unieron con los normandos procedentes de Suecia y fundaron el Rus de Kiev, considerado el primer Estado.
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